TALLER ESCUELA FAMILIAR
“NIÑOS HUÉRFANOS DE PADRES VIVOS”
1. Oración (la familia) (VIDEO)
Presentación del video en archivo adjunto
2. Lectura
“NIÑOS HUÉRFANOS DE PADRES VIVOS”
(con participación de padres de familia)
Esta expresión hace referencia a tantos niños y jóvenes que viven DISTANCIADOS DE SUS PADRES, pues aunque estos no han fallecido, no están pendientes ni al cuidado de ellos. Este distanciamiento se da por distintos motivos (separación de los padres, falta de recursos económicos, violencia intrafamiliar, residencia de los padres en otra ciudad u otro país, madres solteras…no reconocimiento por parte de los papás y también existe la “ausencia” de padres presentes generando niños ignorados..)
Según un estudio realizado por la procuraduría en Caldas algunas de las situaciones más comunes a las que se exponen estos niños son problemas siquiátricos, deserción escolar, ansiedad y depresión, esto los lleva al consumo de drogas, alcoholismo, pandillas, trabajo infantil, abuso y explotación sexual.
Afortunadamente hay muchas personas (a las cuales ADMIRO y FELICITO) que cumplen la misión de cuidar los niños y jóvenes abandonados por otros, si bien es cierto que no es lo mismo, ayudan a que los niños puedan crecer y formarse, siendo acompañados por adultos, ya que esa es la gran misión de los padres, “acompañar en el crecimiento de los hijos”.
Según el periódico El Tiempo “en la zona cafetera hay más de 50 mil niños huérfanos de padres vivos y se ha corroborado que, en la mayoría de los casos son los abuelos los que terminan asumiendo la crianza de estos niños. En sólo Caldas , más del 72 % está bajo el cuidado de ellos.
3. Canción “NO BASTA” de Franco de Vita. (VIDEO)
(comentarios y socialización) Presentación del video en archivo adjunto
4. Lectura y participación de Padres de Familia, se realiza taller donde los padres arrugan un papel en el momento que la lectura lo indica:
EL PAPEL ARRUGADO
En una cercana ciudad, vivía un señor que con frecuencia reventaba en cólera a la menor provocación. En muy pocas ocasiones, después de estos incidentes, se esforzaba por pedir disculpas o dar explicaciones a quien había ofendido.
Un día, mi abuelo vio a este hombre gritando a su hijo durante una explosión de ira. Así que lo llamó y le indicó que lo acompañara hasta su casa, allí le entregó una hoja de papel y le dijo que la arrugara lo más fuerte posible.
El señor, completamente asombrado, obedeció hasta hacer una esfera con el papel.
Después, mi abuelo le pidió que volviera a dejar el papel como estaba antes. Fue así como trató y trató de estirar la hoja y retirar todos los pliegues y las arrugas. Pero, por supuesto, por más que lo intentó no pudo dejarlo como estaba, y dijo: es una tarea totalmente imposible.
Entonces mi abuelo le respondió: el corazón de las personas es como ese papel… la impresión que dejes en ellos luego de un disgusto u ofensa, es tan difícil de borrar como esas arrugas… es hasta posible que las marcas que haces en alguien, las transmita a otras personas y las arrugas trasciendan a lamentables cicatrices.
De ésta manera el señor reflexionó y tomó la determinación de mejorar su actitud para ser más tolerante, comprensivo y paciente.
Y desde entonces cuando siente ganas de estallar, recuerda ese papel arrugado…
5. HIJO NO TENGO TIEMPO (escuchar y socializar)
Presentación del tema en audio archivo adjunto
6. QUE NOS HACE MEJORES PADRES
(entrega del documento a cada uno de los padres de familia y lectura conjunta)
QUE NOS HACE MEJORES PADRES:
Los buenos padres le dan a su hijo todo lo que necesita y
le enseñan que él es capaz de conseguir lo que quiere.
Los buenos padres buscan hacer feliz a su hijo y además le advierten que la felicidad también depende de cada uno.
Los buenos padres le dan muchas oportunidades a su hijo, también le enseñan a buscarlas, a crearlas y a aprovecharlas.
Los buenos padres le enseñan a su hijo a ser feliz, a disfrutar y encontrar lo mejor, aún en lo más sencillo.
Los buenos padres le enseñan a su hijo a superarse a sí mismo y a entender
que así se supera a los demás.
Los buenos padres no le resuelven los problemas a su hijo, le enseñan a asumir responsabilidad y a aprender de sus errores.
Los buenos padres le muestran a su hijo que el fracaso es parte del camino hacia el éxito.
Los buenos padres convencen a su hijo de su importancia en la sociedad, por eso le enseñan que sirviéndole se volverá importante para ella.
Los buenos padres no le enseñan a su hijo a ser resentido ante las injusticias, le hacen entender que ellas hacen parte de la vida.
7. En toda familia hay uno (video)
Presentación del video en archivo adjunto
8. Decálogo de Consejos para los Padres:
Primero. Nuestros hijos nos piden que les dediquemos tiempo. Esto es fundamental porque, al no hacerlo, estamos delegando la formación de los seres que más queremos a la televisión y a los amigos. El renunciar a darles tiempo lo pagaremos muy caro, porque nuestros hijos serán lo que estos agentes hagan de ellos.
Segundo. Ellos nos piden coherencia entre lo que decimos y hacemos, entre nuestra forma de pensar y de actuar. Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra.
Tercero. Tenemos que formarlos a través de la cultura del esfuerzo. Cada día constatamos con tristeza cómo en forma errónea les hacemos la vida demasiado fácil, creándoles falsas expectativas. Recordemos que la felicidad nadie la recibe gratis; ésta se logra a través del esfuerzo y del renunciamiento.
Cuarto. Debemos fomentar en nuestras familias el diálogo como arma, para erradicar los sinsabores de la vida, porque el silencio sólo agudiza las heridas, crea resentimientos y genera en nuestros hijos una manera de ser equivocada para enfrentar las divergencias de nuestro diario vivir.
Quinto. Por ningún motivo debemos cambiar nuestros roles de padres por el de un cuate más de nuestros hijos. Ellos tienen varios amigos, pero padre y madres sólo uno: no debemos caer en el error de suprimir el concepto de autoridad. A nosotros nos corresponde, a través del diálogo con los hijos, fijar las directrices para la familia. El día que ellos funden su hogar lo habrán de hacer con sus hijos, pero mientras vivan con nosotros tenemos la grave responsabilidad de ejecutar el papel de padres, no el de un amigo más.
Sexto. El amor de nosotros jamás llegará a la plenitud si no se irradia hacia los demás. Nuestro compromiso con la comunidad es fundamental para fomentar en nuestros hijos la entrega, creando así una sociedad donde se mejore el nivel de vida y se respete la dignidad de las personas. No olvidemos que "sobre toda propiedad privada, grava una hipoteca social", entendiendo por propiedad privada nuestra capacidad de inteligencia, creatividad y amor por las cuales no pagamos ni un centavo, de tal forma que no es lícito usarlas sólo para usufructo personal.
Séptimo. Evitemos caer en el error de que al tener a nuestros hijos en colegios privados cumplimos con nuestra obligación de educarlos. La responsabilidad principal recae en nosotros; las instituciones educativas tienen un papel subsidiario porque complementan lo que nosotros somos capaces de hacer de ellos.
Octavo. Administremos bien nuestra vida. Tenemos una misión tridimensional que cumplir: familia, trabajo y comunidad. El tener éxito en los tres ámbitos debe ser nuestro reto, nuestros hijos quieren ver padres que vivan intensamente esa vocación tridimensional, que trasciendan, para tener así paradigmas que les marquen el rumbo y les dejen huella.
Noveno. El exceso de actividades y la civilización del tener nos ha llevado a relegar y, en muchas ocasiones, a olvidar a aquellos que poseen experiencia y amor y a quienes deberíamos venerar. Me refiero a los abuelos. Una sociedad que no tiene tiempo para amarlos, honrarlos, y respetarlos es una sociedad ingrata. Tenemos que volver hacia ellos: nunca será aceptable el evadir el compromiso de "amor con amor se paga" Si nuestros hijos nos ven esta actitud, no nos sorprenda que nos paguen con la misma moneda. El gran daño de la sociedad actual es que empezamos a creer que lo correcto es lo que la mayoría hace. No olvidemos que el mal será siempre mal aunque todo mundo lo haga y el bien seguirá siendo bien aunque nadie lo practique.
Décimo. Todo lo comentado anteriormente requiere de trabajo duro, de renunciar a muchas cosas de sacrificar diversiones tal vez merecidas, pero en ello radica el reto. Si queremos que nuestros hijos sean nuestro orgullo y felicidad el día de mañana, aceptemos hoy despojarnos de nuestro egoísmo en aras de esa felicidad que nadie nos arrebatará.
Que jamás se diga que tus hijos y mis hijos son huérfanos de padres vivos.
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